miércoles, 11 de mayo de 2011

Mona pide perdón

Oh!, cómo iba a saber todo eso. Es el primer my lord que conozco. A partir de ahora iré con más cuidado, con mucho más cuidado. Por favor, no lo tengáis en cuenta. Decidme algo, porfa… Caray, qué duros… Mona, me vas a hacer caer. No te metas entre mis piernas. Pero, qué quieres? Qué pasa?… No sé, pero, desde lo del pasillo, está tan pegajosa… Pero miradme, que os estoy mirando. Ahora se van al salón, caramba. Os decía, que yo no sabía que los ingleses, perdón, que los gatos no son de fiar. Era tan fino y elegante, con sus bigotes primorosos, y esos ojos como aguamarinas. Creí que lo del pasillo os gustaría, que era vuestro juego predilecto. Cómo me engañó Lord Mino, mon dieu! Os conocía, eso es seguro y, claro, yo caí. ¿Cómo no iba a caer? Si sabía hasta lo de los eructos en francés. No volverá a pasar, os lo juro por San Bernardo. Otra vez al pasillo. Y a la cocina, jo!… Mirad, patas arriba, me someto… Nada, ni caso. ¡Que estoy aquí!… Mira, ahora quiere que le rasques la panza ¡Será sinvergüenza! Y después de lo que ha hecho. Es una fresca, ni caso, que sepa que estamos enfadados. Pero si ya ni se acuerda… Me estoy poniendo triste, muy triste. No quieren perdonarme. Son tan duros. No comprenden que he sido engañada. Y, ahora, me siento humillada. ¿Por qué no escuchan? ¿Tan difícil es sentir lo que yo pienso? Yo capto absolutamente todo lo que ladran en su raro idioma. Y vuelta al salón. Aprovecharé que se sientan a comer. Esta es la mía. Mira, papi, yo te explico… ¡Baja, al suelo, inmediatamente, bájate! Sabes que nunca te damos de comer aquí. Si te pones pesada te sacamos al pasillo. Si te damos comida, el pienso no lo vas a querer ni con guarnición de chorizo… No quiero comida. Sólo que me prestéis atención. A ver, mami, atiéndeme. La cosa no salió de mí. El lord ese… ¡Basta! Fuera de aquí. Fuera, Mona. ¡Enseguida!... Pero hombre… Nada, nos ha dicho el domador… De leones, ¿no exageras?… Bueno, lo que sea. Hay que dejarle claro quiénes mandamos aquí. La jerarquía. Ella como mucho es el 3. Venga, fuera… Pero, ¿qué razón de la sinrazón que a mi razón acude es ésta? No lo puedo evitar, mis dientes empujan, van a salir, mi morro se retira, gruño mal y feo, no me gusto, con dolor, con pena, con odio, os quiero, lo siento, sacáis la loba que hay en mí… Lo que nos faltaba, ahora se pone agresiva. ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fueeera!… No me mires así. ¿Ya no me quieres? No me mires así, por favor, me partes el alma. Se me borran tus ojos dulces. Me los robas. No aguanto tanto dolor, tú ganas, bajo el rabo, me voy. ¿Qué quieres, el pasillo? Pues al pasillo. Que me tumbe?… Alfombra soy. Pero que te conste que la culpa es de ese inglés maldito.

martes, 3 de mayo de 2011

¡Juega conmigo!

¡Ya estoy aquí! ¡Mira qué tengo! Eselpatoeselpatoeselpato. A que no me lo quitas? ¡Que te digo a ti! Eslatortueslatortueslatortu. ¿A que no te puedes resistir? ¿Eh? ¡Venga! Eselosoeselosoeseloso. Oye, este es fácil de atrapar, pero como eres un poco tonto. Eseltigreeseltigreeseltigre. No temas, que quedan más. Eslaranaeslaranaeslarana. Ahí va, ¿qué te parece? ¿Tampoco? Eselhuesoeselhuesoeselhueso. ¡Venga, juega conmigo! ¡Venga, juega conmigo! Pero, ¿qué hay mejor que esto? ¡Juega conmigo! Bueno, tú te lo pierdes. Claro es mucho mejor esacosaesacosaesacosa que os tiene atontados. Un ratón, dicen, sin pelos, atado por el rabo más largo que nunca vi a un cuadrado de luz. Y se ponen unas cosas en las orejas. Y, lo que es peor, ¡le hablan! ¿Pueden creerlo? Y ríen, además. No sé si de mí, ahora que lo pienso. Y mientras, yo estoysolaestoysolaestoysola. Chim-pum.