In memoriam Mino
Hay que esperar, sigilosamente, a que alguien decida enfilar el largo pasillo. Deja que dé unos pasos. Que se confíe. Paciencia, no vale la pena precipitarse. Eso, que vuelva atrás, sobre sus pasos. Que crea que tú no existes, que estás mising. Pero tú, sigue al tanto de la situación. Ahora, la cocina… Bueno, al tiempo. One moment, please!… Se está preparando el café ¿Oyes la cucharilla? Es esa pócima insufrible sólo soluble en gasoil. 20 segunditos en el micro. Tibio, qué poca clase. Si por lo menos ardiera, simularía una humeante crema. Ahora, bebe. Glu-glu-glú ¿Oyes? Cierra los ojos, my darling, e imagina sus pasos en tu mente. Aclara la taza, la pone a escurrir. Clic. Adelántate a sus próximos movimientos ¡Qué poco sabéis los perros de estrategia! El gato es zen, el perro es kan. Escúchame, hazme caso, los conozco de hace mucho, soy el felino Mino… Vamos. Preparada? Aquí viene. ¡Ahora!… Rápido. De 0 a 100 en 2 décimas de segundo. Venga Mona, a por él… a sus tobillos… Ataca… Te va en ello la vida. Como un torpedo ciego, no pierdas ni un segundo en pensar. Arrójate o perderás la pieza. Pero ¡qué ruido horrible te hacen las pezuñas; oh, my God!… ¿A quién piensas sorprender? Esto no es cazar, esto es un asesinato… ¡Cuidado, que se gira! Careful!… Mona, eres mala y traidora… Por la espalda, como los cobardes de las películas del Oeste… Yo no quería, es él quien… No insistas darling, olvidas que no me ve… Si supieras a quién me recuerdas. Nosotros teníamos un gato, pelirrojo y blanco, guapo y distinguido… Sabía silbar, bajarse de los coches en movimiento y bailar el vals… Usaba gorra gris, bufanda oscura y camiseta a rayas… Y si no, no… Hasta sus últimos momentos fue tan preciso como un tiralíneas de billar. Oh!, my lord, dónde andarás… Me ha reconocido… bye-bye… Sabes, Mona, dicen que los gatos no son de fiar.
1 comentario:
Muy bueno Rosa, tu relato es genial, sigue publicando así.
Raúl Sebastián
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