The Tales of Mona
También el alma, si quiere reconocerse, tendrá que verse en otra alma (Platón) À savoir, quelle tristesse de la valse heureux! (Mona) La monedita del alma se pierde si no se da (A. Machado)
martes, 19 de julio de 2011
Mona espera
miércoles, 11 de mayo de 2011
Mona pide perdón
martes, 3 de mayo de 2011
¡Juega conmigo!
¡Ya estoy aquí! ¡Mira qué tengo! Eselpatoeselpatoeselpato. A que no me lo quitas? ¡Que te digo a ti! Eslatortueslatortueslatortu. ¿A que no te puedes resistir? ¿Eh? ¡Venga! Eselosoeselosoeseloso. Oye, este es fácil de atrapar, pero como eres un poco tonto. Eseltigreeseltigreeseltigre. No temas, que quedan más. Eslaranaeslaranaeslarana. Ahí va, ¿qué te parece? ¿Tampoco? Eselhuesoeselhuesoeselhueso. ¡Venga, juega conmigo! ¡Venga, juega conmigo! Pero, ¿qué hay mejor que esto? ¡Juega conmigo! Bueno, tú te lo pierdes. Claro es mucho mejor esacosaesacosaesacosa que os tiene atontados. Un ratón, dicen, sin pelos, atado por el rabo más largo que nunca vi a un cuadrado de luz. Y se ponen unas cosas en las orejas. Y, lo que es peor, ¡le hablan! ¿Pueden creerlo? Y ríen, además. No sé si de mí, ahora que lo pienso. Y mientras, yo estoysolaestoysolaestoysola. Chim-pum.
miércoles, 16 de marzo de 2011
Los juguetes de Mona
lunes, 24 de enero de 2011
Este vals no se baila
viernes, 24 de diciembre de 2010
Spleen de Mona
lunes, 29 de noviembre de 2010
Filomena
No sé bien si sus ojos son grises, azules o pardos, porque el velo de sus cataratas me impide encontrar lo que fueron. Pero esos ojos agrandados, lacrimosos y bolsudos , me persiguen obsesivamente. Yo quisiera dejarlos de ver en mi mente continuamente, y no lo consigo. Filomena , no está sola, pero está muy sola. Otros ojos tristes, ausentes, apagados, rencorosos o inquietos la rodean, pero me parecen más resignados, y yo no puedo dejar de recordar los suyos, quizás porque se asfixian de ser ignorados. A casi todos los ancianos les vi alguna vez en compañía, pero a ella nunca. Me reconoce siempre que me entrevé, desde el primer día que le hablé, aunque su mente está ya bastante confusa . Creo que está tan ansiosa porque alguien le dé un poco de ternura o conversación , tan cansada de que no la vean, y si no, la acallen diciéndole "luego Doña Filomena, luego"."No le hagas caso". Cuando habla sólo habla de dolor y de lo mucho que la ignoran . Ya no habla de si pasa frio o de si ese día la comida estaba buena o mala, de si se aburre o de quién fue en su juventud. No encuentra la resignación que algunos otros parece que van encontrado. Lo triste, lo que más le angustia es no ser percibida. Cuando me voy precipitadamente y la encuentro en mi camino, no puedo evitar al menos decirle adiós, como a sus otros compañeros, pero Filomena siempre me atrapa y me hace caer en la telaraña de su ansiosa vida. A pesar de mis prisas intento apaciguarla . Mi corazón, que ya llega enfermo y se marcha, a pesar de la costumbre, medio roto, de pronto no puede más que volverse casi de piedra y después de pararme a escucharla , decirle: "No se enfade, mujer, no se enfade". Cortarle la palabra y despedirme "ya terminaremos de hablar, ¡hasta pronto!, hoy tengo prisa". Me entristece tener que decir, al fin y al cabo, algo parecido a ese repetitivo " luego".